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¡Muchas Gracias Leo!

  • Lautaro Lazcano
  • 11 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

¿Valía la pena sufrir tanto?. ¿Era necesario llegar a la última fecha de eliminatorias para asegurar la clasificación a Rusia?. ¿Tenía que hacer Messi tres goles para que lo valoremos de una vez por todas?. Las respuestas a estas preguntas es "Sí".

Este equipo argentino venía siendo machacado por no estar a la "altura" en partidos definitorios, por tener jugadores en la plantilla solamente por "amiguismos", porque en la Selección no rinden como lo hacen en sus equipos, por tener un técnico pelado, con tatuajes y que escucha Rock. Sí, al punto que se llegó es un absurdo del cual volver es y será complicado.

El trece de Julio del 2014, final del mundo en Brasil contra Alemania, marcaría en el fútbol de nuestro país un antes y un después claramente considerable, ese día significó el comienzo de nuestra detestable actualidad. Alguno se preguntará por las otras dos finales de Copa América que vinieron en los años siguientes, pero tan solo sirvieron para afirmar lo que se empezaba a gestar: irnos al descenso en lo dirigencial, en lo organizacional, y en nuestro papel de espectadores de este deporte.

En tanto a los dos primeros aspectos, es bastante tedioso abarcarlo en estas lineas y solo basta decir que falleció "Don Julio", la AFA fue intervenida por una Comisión Normalizadora que hizo de todo menos organizar algo, que Claudio Tapia y sus amigotes (Angelici y Moyano) serían los nuevos encargados de llevar las riendas del "paquete" y que la estructura de calle Vía Monte se presentaba en banca rota (algo que llama particularmente la atención debido a los grandes montos de dinero que se reciben por alcanzar buenos objetivos en las competiciones FIFA).

Con respecto al tercero, la decadencia de valores en nuestra sociedad, el aporte malintencionado de la prensa, la exigencia de resultado, la crítica desmedida, el ensañamiento con determinados jugadores, el querer a un tipo de acuerdo a si te rinde o no en el equipo, demostraron el excitismo imperante y llevo a la mentira de creer de que solo sirve "ganar" por sobre todas las cosas. Y ojo, con esto no quiero decir que no se puedan hacer criticas ni análisis, lo que esta mal es la actitud con la que se lo hace.

La Selección alemana mientras nosotros seguíamos con nuestro casting de entrenadores (tres diferentes en estas eliminatorias), se encargó de hacer rotación de jugadores en las distintas competiciones que disputaba y siguió llevando adelante un proyecto con un entrenador de casi diez años. Algo fantástico y que sin duda hará que corra con ventajas.

En fin, entre las preguntas iniciales que mencione y para las cuales cuyas respuesta fue un "Sí", tengo que admitir que no había ambiente mejor que éste para obtener la clasificación: Antes del partido estábamos afuera a tan solo noventa minutos de Rusia, el desgaste de la altura de Quito, un gol en contra a los cuarenta segundos de juego. Todo hasta acá hacía que nos cayera una balde de agua fría, como si la realidad y la vida nos estuviese diciendo "Acá tienen su merecido" y recién ahí nosotros comenzáramos a tomar consciencia de que el Mundial sin Argentina se iba a jugar igual, nos preguntáramos cuantos años tendríamos para Qatar 2022 y por fin concluyéramos en la angustia propia de saber que esto no se trataba de un mal sueño del que nos estaba costando despertar.

Pero ante ese panorama adverso, fue el pibe de Rosario quien se fue a España porque aquí le habíamos dado la espalda, justamente porque no nos servia para este juego al ser demasiado pequeño, quien nos tomó de la mano y nos dijo: "No los voy a abandonar". Messi la agarró a la más fea y la sacó a bailar. Desafió los limites de la física de aquellos que dicen que la pelota a un determinado nivel del mar no dobla. Messi, quien nos permitió olvidar por un rato a Diego y nos dio el gusto de volver a jugar otra Final del Mundo.

Messi, quien después de cada gol y abrazarse con los compañeros... mira al cielo, agradece a Dios por haberle permitido ser quien es, señala en forma de dedicatoria para su abuela y mientras sonríe... piensa lo lindo que es ser argentino. Gracias Leo, te quiero mucho.

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